El llamado “Miércoles de Ceniza” es el inicio del tiempo de Cuaresma en la Iglesia Católica. La Cuaresma significa “cuarenta” y son los días que transcurren desde este día hasta la celebración de la Pascua, el culmen del año litúrgico, el centro y fin de todas las celebraciones anuales de la Iglesia: La resurrección de Jesús.
Se llama “de ceniza” porque ese día se bendice y se impone la ceniza en las cabezas de los fieles, como signo de penitencia, como señal de la voluntad de conversión para avanzar hacia la Pascua.
En la basílica del Lledó se celebró el pasado miércoles 14 de febrero, la solemne liturgia de la bendición y la imposición de la ceniza a los fieles. La misa, cantada por la “Schola Jubilemus” en gregoriano, fue presidida por el prior del Lledó mossén Josep Miquel Francés. En lugares destacados se encontraban distintos miembros de la Junta de Gobierno de la Real Cofradía del Lledó y de la Junta de Señoras Camareras de la Virgen, que colaboraron en la celebración. La imagen de la Virgen había sido revestida anteriormente con un manto de color morado.
Tras la homilía, en la que el prior recordó el mensaje de la Iglesia para la Cuaresma, se procedió a la bendición y la imposición de la ceniza a los numerosos fieles que llenaban casi al completo las naves del templo basilical.
Al mismo tiempo que el sacerdote imponía la ceniza, los fieles tocaban con su mano el libro de los Santos Evangelios. El prior iba recordado alternativamente “recuerda que eres polvo y la polvo volverás” o también “Conviértete y cree en el Evangelio.
Al finalizar la Misa, se cantó la Salve Popular a la Patrona.